SOBRE LA ARTISTA

Samieira-Poio, Pontevedra, Spain
"Nacida en Pontevedra y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo, desde el comienzo de su carrera centra sus estudios en la pintura, proyectando su interés en el difícil lenguaje del color. BeSueiro trata en su trabajo de desvincularse de la contemporaneidad del "todo vale" con el ánimo de impulsar de nuevo el arte sobre el lienzo bebiendo de referentes como el impresionismo, neoimpresionismo, etc.., entre sus autores referentes nos encontramos con Cezanne y Sorolla como símbolos de su mayor admiración"- M.Cloisonné.

jueves, 6 de diciembre de 2007

LA PASIÓN DE VER


"Es en esa fascinación humana en la que yo trabajo, cogiendo como instrumento, como fin de estudio y pasión de ver, el paisaje gallego y las posibilidades de comunicación que éste me aporta." -BeSueiro


Cualquier rincón gallego se convierte en objeto de estudio para esta artista. Sus lienzos son un análisis preciso de los lugares por donde ha pasado.

EL PAISAJE GALLEGO

Las escenas rezuman una gran carga de optimismo y sensualidad. El paisaje gallego nos da la oportunidad de lo háptico; pues sus relieves, sus texturas, sus contornos son aprendidos por el tacto; su dureza, su esponjosidad… el lienzo quiere provocar esa tacticidad en la visión (háptica) que acaricia el paisaje


Si viajamos más al norte, descubrimos un fracaso visual; esto es, la pupila tiende a deambular de obstáculo en obstáculo. Debe aprender a mirar con tacto, apoyarse en los cambios atmosféricos de presencias que nunca son distanciadas, ya que tienen tanta proximidad. Nunca se puede ser indiferente.

Si el habitante castellano es ascético, el del norte es sensual, viviendo en una extrema proximidad. En el norte cada valle forma un microcosmos, que se repite en una pluralidad equivalente; mientras que el entorno castellano se presenta como un todo inmenso.
Así por ello, el paisaje castellano en donde la luz determina una porosidad que hace discernir la realidad. Es un mundo aéreo, los objetos son realidades vibratorias que parece que se van a borrar. Cada color es llevado a la última potencia de si mismo; hacia un infinito en el que el estado óptico reina sobre esa luz vaporosa que se escapa al tacto.